Bueno, como ya os dije os voy a contar el cómo empezó todo…papá puso una semillita en mamá y la metió pa´dentro a pollazos…ah no, que no era eso.
Bueno, para que la cosa se haga algo más amena os lo voy a contar en plan cuento, con personajes ficticios para preservar la intimidad de las personas, ok? Pues allá vamos…
Érase una vez un jóven y apuesto muchacho…vaale, ¿a quién voy a engañar?
Érase una vez, un pirata medio cojo, barrigón y al que los ojos le fallaban más que una escopeta de feria. La buena noticia para era que le habían conseguido un par de ojos nuevos y que pronto se los cambiarían mediante un sencillo e indoloro procedimiento que consistía básicamente, en coger un cazo de apartar los garbanzos, hacer palanca sobre los ojos estropeados y apretar hasta que sonase *pop*. (Hago un inciso para explicar que el “pronto” se corresponde con el mes de Julio de éste año y que a consecuencia de la operación me iba a pasar una larga temporada con un parche en el ojo, de ahí lo de “la tienda del pirata”. A día de hoy, sigo con mis dos ojos defectuosos y sin noticias sobre mis ojos nuevos).
A todo ésto, el pirata hacía mucho que había encallado su barco y estaba sin posibilidad de saquear ni comerciar con nativas sexys, con lo que su segunda al mando era la que se encargaba de sacar adelante a la tripulación con un trabajo alternativo y así poder alimentar al pirata, al grumete y a ella misma, que además había contraído una enfermedad que la había hecho engordar de manera exagerada en los últimos 7 meses. Cansado por no poder hacer nada de provecho, el pirata decidió establecer una tienda en las costas de internet, un mar al que hacía tiempo le tenía puesta su maltrecha vista.
Preguntó a algunos carpinteros cuánto le costaría que le hiciesen la tienda, pero como no tenía demasiado dinero y no quería que su segunda se esforzase aún más de lo que ya estaba haciendo, se lió la manta a la cabeza y montó un cutre chiringuito y por las noches reza para que la cosa funcione porque, en los casi 4 meses que ha tardado en montarlo juntando a ratos tablas y puntillas virtuales, ha resultado que la enfermedad de la segunda ha llegado a término y ha resultado ser un segundo grumete.
continuará…